sábado, 24 de abril de 2010

Fui feliz


Ayer lo supe con certeza. Nunca he sido feliz. Ayer desvanecí todas mis dudas al respecto, y finalmente tuve el valor de hacerme esa pregunta que todos temen hacerse: “¿soy feliz?”

Mañana me empeñaré a ser feliz. Sin duda alguna, mañana comenzaré. Lo primero que haré, será dejar de estudiar. Cuando comencé, estaba muy emocionado, tenía muchos sueños, pero poco a poco fueron desapareciendo. No han muerto, está aún allí, solo que muy dentro. En una crisálida. Duermen, reposan, esperan. Aguardan el momento adecuado para finalmente morir, como todo sueño. Seguramente me ganaré el desprecio de mis padres y del resto de mi familia, y no es para menos. Abandonar la carrera en el último año de universidad es una locura para muchos, pero lo necesario para mí. Mis iguales, amigos y profesores, sentirán una rara mezcla entre asombro y presentimiento. Se sorprenderán, pero al conocerme, sabrán que tarde o temprano, esto es lo que elegiría. No sé como viviré, ni de qué, no importa, porque seré feliz. Creo que me atreveré a intentar lo imposible. Trataré, después de todo, ¿qué puedo perder ya? Empezaré a escribir. No por fama o gloria, ni por dinero, sino por que me gusta. Y ya. ¿Debe haber otra razón? Creo que no.

Me despediré de todos y cada uno de ustedes, personas especiales. Persona a las que quiero. A las que amo. ¿Por qué nos cuesta tanto decirle a una persona lo importante qué es en nuestra vida? ¿Vergüenza? ¿Miedo? No, no es nada de eso, descubrí la respuesta hace mucho tiempo: egoísmo. Somos egoístas, egocéntricos, ególatras. Como Supertramp dijo: “la felicidad solo es real cuando es compartida”. No puedo ser feliz, si vos no sos feliz. Así de sencillo. Así de universal.

Desde mañana, me dedicaré única y exclusivamente a ser feliz. Dejaré de fumar también. Ya son muchos años de la mano de este vicio, y empiezo a creer que afecta mi salud, especialmente mi sanidad mental. Haré ejercicio para arrebatarle unos cuantos años a la muerte. Empezaré a hacer lo que siempre he querido hacer: escribir, esperar, leer, ser, pensar, soñar, llorar, cantar, besar, gritar, amar, bailar, abrazar, pero sobretodo, ser feliz. Tomaré decisiones sin miedo. En ocasiones, actuaré antes de pensar, porque el cuerpo y la mente no son una amalgama. Me consagraré a ser un turista, en todo aspecto. Cada día me dedicaré a conocer de nuevo el cantar de un pajarito en mi ventana; a apreciar el divino milagro de la lluvia; a sorprenderme de nuevo con una película que ya he visto; a redescubrir qué siente la arena entre mis dedos; a realmente conocer a las personas, no me conformaré con caras, nombres y hobbies, quiero saber qué pasa por sus cabezas una tarde de verano, qué les causa pavor, quién les inspira ternura, quiero aprender a leer lo que me dicen sus ojos.

Debería de dormirme temprano. Mañana me espera un gran día. Debo renunciar a una vida laboral, tomar mi mochila con prendas necesarias y una gorra, ponerme mis botas, abandonar todo lo que se refiera a mi vida hasta ahora, y empezar un largo camino, un camino que no sé a donde me llevará, será inesperado, será nuevo. No podré dormir de la emoción de saber que mañana, por fin, seré feliz.

Me levanté al día siguiente solo para darme cuenta de algo: terminé la carrera, me recibí con honores, enorgullecí a mis padres, trabajé, trabajé más, conocí a una mujer, me enamoré, me casé, tengo hijos, tengo casa propia, auto del año, mis amigos son los mismos, también hay nuevos, leo menos, fumo más, duermo, trabajo, duermo, trabajo, duermo, trabajo, duermo, trabajo, me duele el pecho, son los años, estoy en cama pero no duermo, agonizo, veo a mis hijos y nietos, te veo a mi lado, me tomas la mano, siento calor, siento frío, me siento tranquilo, me siento en paz. Muero.

No hice nada de lo que me propuse. No fui feliz. Nunca.

No, no es justo que diga eso. Si fui feliz, y mucho. Nací, de ahí pasé a amar, luego a llorar, y con ello aprendí, pero principalmente viví. Me di cuenta de algo muy importante: la vida nunca está a nuestro favor. Siempre hace lo que pueda para derrumbarnos, y efectivamente lo logra. La vida es enemiga nuestra, nuestra némesis. Yo quise ser feliz, y en mi intento pensé que había fallado, pero finalmente comprendo, que he sido feliz toda mi vida. ¿Por qué? Porque amo, porque soy, porque pierdo, porque puedo. Soy feliz porque quiero. Y punto. Hice planes para ser feliz, sin saber que ya lo era. Enamorado o solo. Enojado o complaciente. Trovador o mudo. No importa, soy feliz. Fui feliz, y creo que lo seguiré siendo al menos hasta el día de mañana, que me pregunte de nuevo: “¿soy feliz?”



1 comentario: