-Léase con mucho dolor
o masticando pedacitos de vidrio
[(de colores)-.
María Luisa llegó.
Apareció
[de síncope.
En un martes doce de octubre
me nació, creció y mató.
Se fue a como vino,
en staccato.
Se llevó las verdades y me dejó una boutade.
Ella,
ella quiere arte.
Quiere zaguanes con sombras rumorosas,
quiere tocar el cielo sin zancos
y que ría como los alcaravanes.
Ella no quiere sexo,
ella busca una
[apoteosis.
Quiere forjar una amalgama de caderas
y desatar la entalpía de nuestros cuerpos
al punto en que seamos sólo menos que uno.
Ella quiere la llama de Prometeo
envuelta en yute
y amarrada con el silbido de la brisa entre los eucaliptos.
Ella quiere poesía
[-¡poesía!-.
Ella quiere todo lo que no puedo darle.
-Lo que no puedo
[y no quiero darle-.
Y heme aquí,
anunciando la revancha
-fuera de sotto voce-.
Mi desquite
será quererte en silencio,
dedicarte estos versos.
Y esperar una mañana
-de octubre martes doce-
para verte resucitar en pseudopoeta
y que una María Luisa
te desolle en líneas,
como éstas que te escribí.
como éstas que te escribí.
Adiós
María Luisa.
Que te vaya bien
[-pero no mejor que a mí-.
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