el silencio es polifónico.
las luces trazan manos
que te acarician,
imperceptibles,
el rostro,
el cuello,
los senos,
el alma.
te aferras
a tu trago acerbo
y te dejas caer en la noche con la boca abierta,
mordiendo la oscuridad en sus cuatro rabos;
dulce veneno de escorpión mezclado con Petrov.
el cazador y la presa bailan juntos en el salón de los
[espejos y violines,
la selección natural termina en siete horas.
fuera del reguetón y el encanto de un jueves cualquiera,
tratas de convencerte
de que la resaca no le da tregua a la moral.
así y sólo así
la soledad será menos
que un condón tirado en el piso.
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